viernes, 23 de octubre de 2020

Nostalgia, crónica de la ciudad de Tunja

El arte de la generosidad


Cristina went to the church to satisfy her lust. I am talking about real passion; she was a sexy boyacence hot, she likes to make feel pleasure, sexual dreams...

Parce qu'elle forniquait avec esprits errantes...
Cristina, j'ai ví le péché de la luxure dans vos yeux, le péché et le désir.



Iglesia de San Francisco, 4 de febrero de 1984. 

Al caer la tarde, Cristina camina pensativa mientras las campanas de la iglesia empiezan a repicar. En el interior del templo, un tenue olor a incienso impregna el aire y junto al altar, las velas irradian un cálido fulgor. Cristina se prosterna y reza en silencio una oración por todos los hombres que ha amado. En cuanto sale, encuentra a una campesina harapienta con su bebé lloroso en brazos. 
   —¡Buaaaaah…! —berrea el niño. 
   —¿Busté me puede ayudar? —dice la campesina. 
   —¿Qué necesita? —responde Cristina. 
   —¡Ah sí sopiera! Jabustino es un güen marido, pero ahora está muy grave en el hospital y yo sin un centao. Probecito, quera Dios que se mejore. 
   —¿Y qué le han dicho los médicos? 
   —Oyi decir que está muy mal. Hemos 'tao en Arcabuco, en Duitama y en Sogamoso y naide nos ayudó. A Jabustino le gustaba jartar de lo más güeno, y entón le vino una enjermedá, y yo lo qu' hice jue quedarme hay sujriendo. En jin, cogimos nuestros chiros y nos vinimos pa´ca. 
   Cristina siente que se le llenan los ojos de lágrimas y le entrega un billete a la campesina: 
   —Ojalá esto le sirva 
   —¡Qué Diosito la socorra! 
   —¡Buaaaah…! 
   En ese momento, la campesina clava sus ojos en Cristina, alza el rostro, y muestra una sonrisa pérfida… 
   —¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…! 
   —¡¡¡Aaaaah...!!! —grita Cristina. 
   La campesina ya no es una mujer, sino un alma en pena.

@roagilluis

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