Sentado al piano, los acordes despiertan ecos en mis memorias…
«Es hora —pienso—. Pronto acabar谩 este desconsuelo, sin embargo…»
Noto que, al levantar la vista, las estrellas no iluminan la estancia. Preciso es reconocer, por melancol铆a, o quiz谩, por tristeza que la existencia es un espejismo. Fue all铆 donde viv铆 y am茅; donde odi茅 y olvid茅; donde mi dolor se cerni贸 contra la fe de los condenados. En verdad que recuerdo incluso lo que no existi贸. Aquellas im谩genes, aquellas personas; m谩s vale morir de pie y libre sin cadenas.
Tem铆a perderla, ni siquiera pod铆a serle infiel; ¡qu茅 est煤pido fui yo! El dinero, el 茅xito, nada es importante una vez est茅s bajo tierra. Y si ella estuviera aqu铆, ¿se acordar铆a de aquel d铆a? Habr铆a deseado gritarle: «¡Qu茅date conmigo, eres mi gran amor!»; pero lo que llamamos amor es una mentira.
En cuanto a m铆, ah, ya puedo decirlo. En circunstancias distintas hubiera sido un buen hombre. No tardo en darme cuenta de que no hay nada all谩 fuera, todo es… ¿es una alucinaci贸n? Embriagado por el vino salgo al balc贸n; y, mientras a煤n termino el cigarrillo, el sol resplandece: no han sido ocho minutos, sino miles, miles de a帽os.
@roagilluis
https://revistaineditos.com/cuento-crepusculo/