miércoles, 11 de noviembre de 2020

Quimeras 15, historia.

Quimera

Based on a real legend (Hunzahúa and Noncetá). 

   These are my last words to you, my love said Noncetá, she was the sister of Hunzahúa. You know I want you, as I touch you, a quivering of desire runs through your body. 

Et l' homme a répondu: 

   Tu es l'amour de ma vie, j'en suis arrivée à ne plus me sourcier de rien; allons-nous en loin d'ici, on va faire l'amour une dernière fois. 

Hay nombres que no pueden olvidarse, hay recuerdos que no puedo apartar de mi mente y de mi espíritu. En esta ciudad existo desde el tiempo cuando la luz y las tinieblas eran una ilusión. Y allí estaba él, mi hermano. Como mujer lo amé en silencio, pero eso no era lo peor. Mi futuro debía ser enfrentado antes que robara mis fuerzas y mi cariño. 
   —¡No, no pueden hacerme esto! —grité al viento y los dioses se negaron a escuchar mis lamentos. 
   —¡Ja, ja, ja! —las risas resonaron y mi pena no desapareció. 
   A veces, la incertidumbre parecía grabarse en mi corazón. Pero sin importar la lluvia y la oscuridad me sentía feliz de vivir en esta tierra. 
   —Levántate, toma mi mano y no dejes de sonreír, eres hermosa —dijo él. 
   Y dormí con el recuerdo de sus palabras. 
   Amarlo era mi perdición, pero no hacerlo sólo hubiera traído pena y destrucción. Por eso no me negué al deseo, besé al hombre de mi propia sangre sin importar el castigo de los cielos. 
   —Viajemos allá donde el sol ilumina las colinas. 
   —Sí, mi cielo, seré tu esposa. 
   Sin embargo, eso no era lo que el futuro me iba a conceder como regalo. 
   En el viaje subimos montañas y atravesamos ríos. ¿Dónde estaba la felicidad? ¿Estaba más allá de la razón? ¿Por qué la vida era tan cruel con nosotros? Vagamos por la senda de los condenados y el valle de los sueños. Y bajo la tierra el dolor sumergió mi esperanza y trajo la penumbra. 
   La noche apareció entonces con sus lúgubres estrellas, y el reflejo de la luna marcó el final de nuestro idilio. Frente a las aguas que subían al cielo supe que lo más triste no era la muerte, ni el castigo, ni la maldición. Lo más triste fue escuchar por última vez la voz de mi gran amor. 







@roagilluis

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