Tan bello y tan lúgubre es el cementerio. Cuento las tumbas, llenas de melancolía, la de los espíritus, las de mis hermanos caídos; espíritus errantes de tiempos antiguos; espíritus impuros rezan mi nombre. Más oscuro, más profundo el camino se desvanece…
…Y discurre junto al cortejo.
Ella avanza silenciosamente; se detiene, vuelve a andar, y, frente al mausoleo, al borde de las lágrimas, entrelaza sus dedos.
«¿¡Aeleen!?». ¡Tic, toc!, «¡Aeleen!». ¡Tic, toc! «¡Estoy aquí! ¿No puedes verme?»
Resulta fascinante cómo la luz desgarra el amanecer.
@roagilluis
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